jueves, 28 de enero de 2016

Cuando el motivo no importa

No sé quién eres, ni tu sabes quién soy yo. Aun así, aquí estamos los dos.
Que existe una causa nunca lo creeré. Que hay un motivo y que todo pasa por algo es  una idea que nunca me convencerá. El destino no existe y las coincidencias abundan.

Quizás solo tienes ganas de que alguien te quiera. O un espacio que hace falta ocupar con compañía.
¿Será que te recuerdo a alguien? Un amor perdido, una compañía que ya no está. Tal vez a alguien que nunca pudiste tener. ¿Te divierte mi presencia? En mi sorpresiva aparición en tu vida puede que veas algo entretenido. O es solo curiosidad. ¿Lastima quizás? No querer destruir corazones que parecen inocentes ante tus ojos. Existen tantos motivos como misterios.

Quizás era yo quien tenía ganas de querer a alguien. Quizás extrañaba sentir mi corazón latir de ese modo tan especial. Sentir esa disociación entre mente y emoción que hace que el mundo parezca nuevo cada día. ¿Acto impulsivo tal vez? Como quien ante algo hermoso pierde todo sentido de compostura y solo quiere ser dueño de aquello deseado. Buscar nuevas emociones, romper mis propios paradigmas.

Quizás somos un par de locos que no entienden el mundo donde viven. Objetos perdidos que nadie reclama. Y cuando no sabes a que perteneces, todo parece un lugar acogedor.
Cuando el motivo pierde sentido, el modo lo es todo.

No me importa el por qué de tu elección. Me aceptas a tu lado y es ahí donde quiero estar.
No quiero entender mi corazón. Lo sigo donde me lleva y disfruto la felicidad que encuentra.
Que ya no existe miedo ni dudas. Solo una vida tengo, un solo corazón que no perderé en miedos inútiles ni temores sin sentido.

En este momento solo quiero amarte como nunca nadie lo ha hecho ni podrá hacerlo.
Y si te enamoras de mi…


Si te enamoras de mi creeré que existe el destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario